Jorge Porras comparte con los mexicanos los valores del olimpismo con “El gran salto”
Entrevista. El realizador estrena esta semana en salas nacionales el documental que sigue la preparación del reconocido atleta mexicano Luis Rivera, en busca de llegar a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016.
El cineasta chihuahuense Jorge Porras es un amigo de infancia del atleta mexicano Luis Rivera, especialista en salto de longitud que compitió en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, “lo conozco desde que tenía siete años y fuimos a la secundaria y a la prepa juntos, en Agua Prieta, Sonora”, contó el realizador, en entrevista con Crónica Escenario.
“Nuestros papás eran muy amigos así que se juntaban cada fin de semana. Me metí al atletismo por ellos, pero nuestros caminos se separaron, me fui a Chihuahua a terminar la prepa, estudié Comunicación, empecé a hacer cine y Luis estudió en EU y luego en Monterrey”, añadió.
Fue su reencuentro luego de unos años lo que llevó a Porras a adentrarse en la vida de su amigo en un filme documental, llamado El gran salto, que llega a las salas de cine nacionales, el próximo fin de semana, en medio de la fiebre de los Juegos Olímpicos de Tokio, recién terminados, y el próximo inicio de los Juegos Paralímpicos en la misma ciudad.
“En el 2013 tenía la necesidad de hacer un largometraje y quise escribir guiones, en principio quería una ficción. Ese año tuve un accidente en una alberca en que perdí los dientes, luego me atropellaron y, entre todo, me puse a pensar que la vida es muy breve así que tenía que hacer un largometraje apostando todo lo que tenía”, dijo el realizador.
“Por esas fechas Luis me invitó a Monterrey para reconectar la amistad. Yo no sabía todo lo que ocurría con él. Me habló de los Juegos Olímpicos, de cómo fue Premio Nacional del Deporte, como tras acabar un doctorado hizo una fundación sin fines de lucro. En la plática nos dimos cuenta que no había nadie en la historia de México que fuera a Juegos Olímpicos con un doctorado. Yo pensé que esa idea podía cambiar el paradigma del mexicano que, o estudia o hace deporte. Eso me pareció una gran historia”, dijo.

La semilla del proyecto tenía un enfoque en busca de inspirar a los jóvenes a tener la capacidad de soñar con ser atletas y prepararse académicamente para el futuro ante la realidad de los deportistas que fue conociendo en su proceso de investigación:
“El deporte, lamentablemente, es una carrera muy corta. Hay deportistas que a los 25 años por alguna lesión ya tienen que retirarse. Más allá de ver el estudio como una necesidad de educación, algunos lo tienen que ver como una previsión financiera. La vida del atleta en México es muy dura y llegan a vivir cosas muy tristes, hay casos incluso, de medallistas olímpicos que terminan empeñando su medalla”, destacó.
Con el tiempo, si bien el filme tiene como protagonista a Luis Rivera, a quien sigue en los meses cruciales de su preparación e intento por llegar a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016, en el desarrollo se unen las historias de sus tres hermanos que también se convirtieron en atletas de alto rendimiento, y con ello el objetivo más claro del filme:

“Creo que una misión de la película, además de entretener, es reconocer el entorno del atleta. Va dedicada a las familias de todos los atletas, porque cada historia es única, pero el factor común que yo veo en todas es que, al menos un familiar de los atletas, ha sacrificado cosas inimaginables para que tengan una oportunidad. Más que una película deportiva o de olimpismo, es una película de hermanos, una película de familia”, destacó.
Durante los años de investigación que comenzaron en el 2013 y siguieron por algunos años más, Jorge Porras tuvo la oportunidad de ver las diferencias de preparación entre países: “El principal comparativo es EU, aunque nos duela, y hay un abismo de diferencia. Allá el deporte universitario o colegial es visto como uno de los grandes honores y cada escuela busca que su alumno sea olímpico. La manera en que ven el deporte es muy distinta desde la sociedad”, dijo.
“Allá se les paga y se les beca a los alumnos deportistas, pero no hablo de una universidad o dos como sí ocurre en México, como el caso del Tec. de Monterrey que becó a Luis, pero allá son cientos de universidades apoyando a los atletas”, añadió el realizador, quien, a su vez, hizo una reflexión sobre los deportistas mexicanos que llegan a competir a los Juegos Olímpicos y sus resultados:

“Hay dos realidades en las medallas. Una realidad es que México, como país debería tener mejores resultados, y claro que también hay que cambiar todo el sistema desde el fomento al deporte en los niños, porque no puede ser que países como Venezuela que tienen muchos menos recursos, sin menospreciar ni mucho menos, pero tienen mejores resultados olímpicos”, señaló.
“La otra es que con el hecho de calificar a Juegos Olímpicos, no sabemos el camino tortuoso que cada atleta ha vivido, no nos imaginamos su historia y nos quitamos el respeto muy fácil en redes sociales como Twitter. En todos lados los mexicanos criticamos. ‘Ah, el cuarto lugar’, eso lo menospreciamos, pero no pensamos que como personas y atletas, estar dentro de los mejores del mundo ya es un gran logro, eso lo tenemos que admirar y aprender, porque ellos llegan con apoyos o sin apoyos”, enfatizó.
Finalmente, espera que El gran salto sea un filme que aumente el conocimiento del deportista en los espectadores y lleve algunos valores a otros terrenos de sus vidas: “Algo que caracteriza mucho a la película es la manera en que vemos la competitividad y hermandad, que no van separadas. Eso les admiro, porque son hermanos muy competitivos entre ellos, pero al mismo tiempo muy unidos”, dijo.
“Creo que en México las cosas se deberían ver de esta manera sobre la competencia, claro, la vida es una carrera, pero no por eso tenemos que pelearnos o ser rivales, o querer que al otro le vaya mal, a mí me gustaría que todos esperáramos que nos vaya bien en lo que hagamos, que eso es el valor del olimpismo”, concluyó.
El filme llegará a salas comerciales del país este 12 de agosto.